A veces, cuando encontramos la casa de nuestros sueños o, simplemente, la casa que necesitamos, podemos precipitarnos y cometer algunos errores al solicitar la hipoteca. Estos son los consejos que te daría tu madre antes de firmar la hipoteca.
1. No tengas prisa
Es verdad que las decisiones deben ser rápidas, porque las buenas ofertas no abundan y resulta difícil encontrar la casa que más se ajuste a nuestras necesidades familiares y económicas, que cumpla con los requisitos de tamaño, ubicación, altura, orientación… Pero lo peor que podemos hacer es precipitarnos y aceptar las condiciones de nuestro banco sin comparar las ofertas de otras entidades y sin leer detenidamente la letra pequeña.
Una hipoteca es casi para toda la vida, por lo que conviene tomarse la molestia de estudiar qué nos ofrecen y qué podríamos conseguir. Es importante que pidamos aclaraciones de todo aquello que no entendamos. Y si algo no nos conviene, demos un paso atrás. Ya habrá nuevas oportunidades.
Aquello de «busque, compare y si encuentra algo mejor…» es un buen consejo para antes de firmar la hipoteca.
2. Liquida tus deudas
Ser un moroso deja huella. No hay que deber nada a nadie. Ni aunque se lo merezcan. A veces los consumidores, cabreados con razón, deciden que no van a pagar lo que consideran un abuso y no atienden reclamaciones de compañías telefónicas, eléctricas o gasísticas que, a menudo, maltratan a sus usuarios. Tener deudas o figurar en ficheros de morosos como ASNEF o RAI es una mancha en nuestro expediente de vida. Los bancos y cualquier entidad crediticia es lo que primero miran antes de firmar la hipoteca.
Nuestro historial debe estar limpio antes de solicitar un crédito hipotecario.
3. Si puedes, evita los avalistas
Los bancos suelen exigir un avalista antes de concederte tu préstamo hipotecario. Un avalista es quien responde de la deuda del titular en caso de que este no pague. A menudo caemos en el error de pensar que es una figura simbólica, nada más que un mero trámite, una firma para conseguir nuestra hipoteca. Pero un avalista arriesga todo su patrimonio. Por lo tanto, aunque sean nuestros padres o las personas que más nos quieren, pedirles que nos avalen es someterles a un riesgo. En el caso de que no pudiéramos pagar, pueden embargar la nómina al avalista, la casa que tantos desvelos le costó pagar, sus bienes, todo su patrimonio.
Comprar una casa debe ser la responsabilidad del propietario, y no de los demás.
Para conseguir una hipoteca sin avalistas, los bancos pueden exigir unos ahorros del 20 % del valor del inmueble que vayamos a comprar, unos ingresos estables y suficientes, tal vez otra propiedad… El ahorro es importante, tal como nos han aconsejado siempre nuestros mayores.
Si el avalista es imprescindible, solicitemos información sobre otras fórmulas en las que no responda con todo su patrimonio, sino con una parte de su propia casa. Seamos responsables y no pidamos que nos avalen así como así.
4. Resérvate el derecho a cambiar de opinión
Firmar una hipoteca con un banco no significa aceptar una relación para toda la vida. En cualquier momento pueden surgir mejores ofertas de otra entidad o a lo mejor dentro del mismo banco es posible renegociar la deuda con otras condiciones.
Nuestra situación económica puede variar para bien y para mal a lo largo del tiempo. En ocasiones, un mayor salario, una herencia, unos ingresos extras pueden hacer que nos convenga amortizar una parte de la deuda.
Por el contrario, en otras, la pérdida del empleo, un divorcio, una baja por maternidad o por enfermedad pueden dañar nuestra economía, sobre todo si somos autónomos. En este caso, conviene asegurarse antes de firmar la hipoteca de si se podrá flexibilizar el pago en el supuesto de que surjan contrariedades, algo que permitirá reducir temporalmente la cuota hipotecaria. Hay que pensar en el futuro.
En cualquier caso, estemos atentos y no nos acomodemos, porque puede que un cambio a tiempo nos haga ahorrar mucho dinero.
5. Asegura a las personas que quieres
Antes de firmar la hipoteca, hazte un seguro de vida. Tener un buen seguro de vida hipoteca es una forma de vivir tranquilo, y es la única manera de que las personas que tú quieres puedan vivir tranquilas pase lo que pase.
Cuando un banco concede una hipoteca exige que el titular tenga un seguro de vida asociado a la hipoteca. Así, si el titular muere o sufre una invalidez, la compañía aseguradora se hará cargo de la deuda y el la entidad bancaria cobrará el dinero que ha adelantado. Así, los hijos, la pareja… no tendrán que irse de casa por no poder pagar las cuotas mensuales. Para eso sirve un seguro de vida hipoteca.
Un buen seguro de vida hipoteca, además, podrá añadir una cantidad extra para que nuestros seres queridos puedan seguir viviendo si faltan nuestros ingresos, para pagar sus estudios, hacer frente al día a día, saldar otras deudas, pagar el coche… Los bancos suelen tener en cuenta lo que a ellos les interesa: cobrar su dinero. Pero puede que nuestra familia necesite algo más. Por eso tenemos que dejarnos asesorar por un corredor de seguros externo al banco que nos busque las máximas coberturas al mejor precio.
Como no estamos obligados a contratar nuestro seguro de vida hipoteca con el banco, podemos hacerlo con quien queramos. Entra en nuestro comparador y descubre cuánto podrías ahorrar con tu seguro de vida hipoteca. Hay ofertas que ni te imaginas…